Imagen del título: Portada de The Wall de Pink Floyd + Graffiti de http://flickrhivemind.net/Tags/cry,graffiti/Timeline

31 de enero de 2013

Casi mil

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Cerca de las mil visitas en menos de cinco meses. No es mal número. Creí que iba a tardar más en llegar a esa cantidad. Me alegra ver que estaba equivocado. Por eso esta semana que Sonriendo a las paredes estamos de celebración. ¿Qué significa eso? ¿Entradas especiales? ¿Concursos? ¿Juerga? No. Significa que cada vez que entro al blog digo "¡ui, qué bien, cada vez más cerca!" y ya. Espero que los que me leéis estéis celebrándolo tanto o más (si cabe) como yo.

22 de enero de 2013

Bicho guitarrero

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Os presento a este señor, que, previo lavado de imagen, tocará solos de guitarra silenciosos por la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla hasta que se celebre la Semana Cultural de este año, en la primera semana de marzo. Estará en los carteles que anuncien los conciertos que habrá. Ya os mostraré cómo queda el conjunto final de esta mi criatura.

¡Deseadle suerte para su quehacer!

16 de enero de 2013

"Let's start a band" de Amy Macdonald

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Letra original:
Put a ribbon round my neck and call me a libertine,
I will sing you songs of dreams I used to dream.
I will sail away on seas of silver and gold
until I reach my home.

Give me a guitar and I’ll be a troubadur,
your strolling minstrel twelfth century door to door.
I don’t know anymore if that feeling is past.
Will it last? How can you be sure?

And how do I know if you’re feeling the same as me?
And how do I know that that’s the only place you want to be?

Give me a stage and I’ll be a rock and roll queen,
your twentieth century cover of a magazine.
RollingStone here I come!
Watch out everyone! I’m singing my song!

Give me a festival and I’ll be a Glastonbury star.
The lights are shining, everyone knows who you are.
Singing songs about dreams, about homes, about schemes...
They just came true.

And how do I know if you’re feeling the same as me?
And how do I know that that’s the only place you want to be?

And if you want it too, then there’s nothing left to do:
let's start a band.

Traducción libre:
Ponme un pañuelo en el cuello y llámame libertina,
te cantaré canciones de los sueños que solía tener.
Navegaré sobre mares de plata y oro
hasta que llegue a casa.

Dame una guitarra y seré un trovador,
tu juglar ambulante del siglo XII a domicilio.
Ya no sé si este sentimiento ha pasado.
¿Durará? ¿Cómo puedes estar seguro?

Y ¿cómo sé si sientes lo mismo que yo?
Y ¿cómo sé que ese es el único sitio en el que quieres estar?

Dame un escenario y seré una reina del rock and roll,
tu portada de revista del siglo XX.
¡RollingStone, ahí voy!
¡Atención, todos! ¡Estoy cantando mi canción!

Dame un festival y seré una estrella del Glastonbury.
Las luces brillan, todos saben quién eres.
Cantando canciones sobre sueños, sobre hogares, sobre esquemas,...
Sencillamente se hicieron realidad.

Y ¿cómo sé si tú sientes lo mismo que yo?
Y ¿cómo sé que ese es el único sitio en el que quieres estar?

Y si tú lo quieres también, no queda más que hacer:
montemos un grupo.

Sobre el tema:
No conozco a esta señorita (aunque no me importaría), así que no sé qué motivaciones tenía al escribir este tema, pero, como estamos en la época de interpretar cada uno lo que le salga de la punta del pelo (me gusta llamar a eso "la hermenéutica postmoderna"), me lo invento.

Me imagino que es una muestra de la ilusión que se pone al principio de la formación de un grupo musical y del compromiso que se pide cuando va tomando forma, si el objetivo es llegar lejos. Veo la clásica renuncia al "qué dirán", la ambición de llegar a ser el mejor, las ganas de compartir ese sueño con alguien que también lo tenga e incluso la incertidumbre por lo que pueda pasar en el futuro. Si yo, que soy un mero aficionado (referencias marinas aparte), consigo identificar lo que Amy canta con algunos de mis pensamientos, supongo que el que se dedique al ámbito musical tendrá mucho que sacar de estos versos: ilusiones, decepciones, alegrías, llantos, nervios, apatía,... Quizá todo a la vez.

Como digo, la cercanía que siento por la letra de esta canción se debe a mi afición por la música, que llevo más allá de escucharla y trato de hacerla. A pesar de que antepongo ciertas cosas a ella, he pasado por varios proyectos que, por diversas circunstancias, han quedado en nada; pese a las diferencias entre los susodichos, hay un factor común en todos y es que a cada uno le faltaba algo de lo que dice la canción (plantearse la pertenencia en el tiempo del grupo, compartir momentos con gente con expectativas diferentes,...). Aunque hay un requisito indispensable que faltaba en todos esos casos y que no nombra la canción (porque se basa más en las ganas que en el empeño): la regularidad del trabajo; pocas cosas salen adelante en condiciones si no se trabajan de tal manera que exista cierta continuidad en las acciones que se hacen al respecto. Ese es el factor común que no estaba, o que no terminaba de aflorar, en todos esos proyectos y que, espero, terminen de aparecer en lo que tengo actualmente entre manos (sí, queridos compañeros de grupo, yo también me tengo que aplicar el cuento, esto es sólo un ejercicio de reflexión, no un reproche), y es lo que echo en falta en la letra, alguna referencia al esfuerzo (en todos los sentidos) que supone montar un grupo.

Pero una canción no es sólo la letra, por mucho que el pop y el rap se empeñen en que así es. Por eso he escogido este tema, porque me parece bastante completo instrumentalmente. Una introducción con una trompeta como protagonista sobre una base de guitarra acústica y violín. El cuerpo de la canción con la misma base, pero sustituyendo la trompeta por la voz (acompañada puntualmente por una segunda en otro tono). Hacia el final de la canción comienza a notarse el cambio que vendrá a continuación, al entrar tímidamente en el conjunto un efecto de guitarra con eco. Tras una leve subida con un canto coral como protagonista da pie al primer verso del estribillo, el cual introduce a un bajo y una batería para darle un ritmo más rápido a la música, que aminorará de golpe al final. Seguramente sea cosa del violín, que a mí me suena bien esté donde esté, pero me parece una música bastante buena y, sobre todo, no es la típica estructura, algo de agradecer.

Ya me contaréis (o no) qué pensáis de ella.

Amy Macdonald (Bishopbriggs, Escocia, 1987)
PS: Con "ella" me refería a la canción, pero también podemos hablar de la señorita Macdonald, si la conocéis. Por cierto, para el que no la conozca, tiene tres discos de estudio: This is the life (2007), al que pertenece esta canción; A curious thing (2010) y Life in a beautiful light (2012). De los tres os recomiendo el primero. El segundo suena demasiado indie para mí gusto (teniendo en cuenta que lo que me gustó de ella fue sobre todo el ambiente folk que tenía This is the life). El tercero me acabo de enterar de que existe, así que no os puedo decir. De todas formas, merece la pena escucharla. Lo escocés siempre suele merecer la pena.

13 de enero de 2013

QAH: "Mejor que mejor"

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Busto de Aristóteles
Decía Aristóteles que el hombre, en sus acciones, siempre tiende al Bien. El problema es que, como no sabe lo que es, hace lo que cree que es bueno. Un hipotético hombre aristotélico prototípico se preocuparía por saber qué es el Bien y actuaría en consecuencia. Sin profundizar más en el pensamiento de este autor (que se desarrolla mucho más), me gustaría pararme a pensar en la vigencia de esta idea básica: el hombre tiende al Bien.

¿El hombre tiende al Bien? ¿O tiende a su bien? Me gustaría centrarme en los conceptos de “bien”, “bueno” y “mejor”. El bien con minúscula es (dicho muy por encima) el concepto que usamos para medir los actos y los hechos en una escala moral; el Bien con mayúscula es (también muy por encima) la abstracción de ese concepto, el “patrón” de la “verdadera escala”, dicho mal y pronto; lo bueno es todo aquello que se adecúa al bien de nuestra escala moral; y lo mejor es lo que está más cerca al bien que lo bueno.

Dicho esto, retomemos: ¿el hombre tiende al Bien? ¿O tiende a su bien? ¿Siempre hace lo que considera bueno? ¿Aspira a lo mejor? Es arriesgado hablar en abstracto, especialmente de algo tan complejo y longevo como el ser humano (longevo como conjunto, se entiende), así que hablaré desde mi actualidad. Se dice que cada cual tiene su propia escala de valores y por eso unos catalogamos como “bueno” unas cosas y otros, otras; en base a esto, podemos deducir que hay diversos conceptos particulares de “bien”, aunque, teóricamente, todos apuntan al “Bien”; si entendemos que el hombre nunca obraría en favor de lo que él considera malo, se podría decir que sí, el hombre tiende al Bien, porque siempre tiene como meta su bien y, por consiguiente, suele hacer lo que considera bueno. Entonces, ¿qué sucede con la categoría de “mejor”?

"Bueno, más bueno, mejor"
En este punto concreto más y hablaré del ser humano occidental actual. Esta sociedad globalizada nos enseña que hay cosas buenas y que estas son las deseables. Pero esas cosas son hogares cada vez más cómodos, avances que mejoran la llamada “calidad de vida”, ropa nueva, alimentos modificados para que sean más sanos y duraderos y un largo etcétera. Si tienes una camiseta vieja, aunque bien conservada, y tienes la posibilidad de adquirir una nueva, deberías optar por la nueva, ya que eso es lo bueno. Pero no es lo bueno, es lo mejor: si tener una camiseta es bueno (por los motivos que sea), tener una camiseta nueva no es bueno, sino mejor (porque a algo bueno, la camiseta, le añades algo más, también bueno, la novedad).

Volvamos a las cuatro cuestiones anteriores. ¿Seguiríamos contestando que el hombre tiende al Bien? Pues bien, yo no sé si es una tendencia natural en el hombre aspirar a lo que se ha venido a dar ese nombre, pero sí considero que la conducta habitual en el Occidente actual es tender a lo mejor. Así, podríamos reescribir la idea básica de Aristóteles tal que así: el hombre (occidental) tiende (por influencias culturales) al Bien lo mejor.

Una vez cerrado el círculo, os planteo lo siquiente: ¿es necesario aspirar a lo mejor pudiendo conformarse meramente con lo bueno? Yo creo que no, ¿y vosotros?

http://queaprendemoshoy.com/mejor-que-mejor/

3 de enero de 2013

La sobresaliente mediocridad

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Me gustaría empezar el año con literatura; no es que sea lo que se dice una rata de biblioteca, pero disfruto leyendo (incluso cuando me quedo dormido mientras lo hago).

Desde que abrí el libro Bajo las ruedas (1906) de Hermann Hesse y comencé a leer las primeras palabras se me puso una sonrisa en la boca que no se me quitó hasta un par de páginas más adelante, momento en el que termina con esta descripción de alguien normal, con una familia normal y que vive en un pueblo normal:

Herr Joseph Giebenrath, comisionista y agente comercial, no se destacaba de sus conciudadanos por ningún mérito o singularidad. Tenía, como ellos, una figura maciza y sana, un mediano talento para el comercio, unido a una profunda y cordial veneración por el dinero, además de una pequeña casa con jardín, un panteón familiar en el cementerio, una religiosidad un poco racionalista y algo inconsciente, un razonable respeto de Dios y de la autoridad y una sumisión ciega a los férreos mandamientos del decoro burgués. Acostumbraba a beber algunas veces, pero jamás se emborrachaba, y aunque emprendía, de pasada, algunos negocios no libres de reproche, nunca los llevaba más allá de lo permitido formalmente. Maldecía por igual a los míseros que mendigaban una limosna y de los potentados que hacían ostentación de su riqueza. Era miembro de una sociedad burguesa y ciudadana y tomaba parte cada viernes en los juegos de bolos, cuidando de elegir con cautela el momento propicio para cada jugada. Su vida interior era la del pequeño burgués. Lo que quizá poseía de corazón se había empolvado hacía tiempo y no consistía más que en un vago y tradicional sentido de la familia, un orgullo por su hijo, y un ocasional impulso de socorrer a los pobres. Sus facultades intelectuales no iban más allá de una innata y rigurosamente delimitada astucia y habilidad en las cuentas. Su lectura se reducía al periódico y, para satisfacer sus necesidades culturales, bastaban la representación anual de aficionados a cargo del “Círculo” y, de vez en cuando, la visita a un circo. Podría haber cambiado su nombre y domicilio con cualquier vecino, sin que nada se hubiera alterado.

Como digo, me pareció una maravilla desde que empecé a leerlo, hará unos tres años, y, de vez en cuando, aún recurro al libro para reírme con esta genial descripción de una persona puramente normal. No sé si estaréis de acuerdo conmigo con esta calificación que hago, pero, de cualquier manera, no dejéis de leer esta novela que reflexiona sobre las costumbres, la juventud, las expectativas de futuro y la educación, todo ambientado en un pueblo alemán de principios del siglo vigésimo. Y, de paso, no desperdiciéis cualquier cosa que caiga en vuestras manos de Hermann Hesse, yo no lo haría.

Hesse pintando